lunes, noviembre 06, 2006

EL PRECIOSO BUSCA LA CAIDA DE ULISES RUIZ

Por Arturo Rueda

El seguimiento al caso Oaxaca se ha convertido en una de las obsesiones de Mario Marín. Fuentes gubernamentales aseguran que todos los días, a su escritorio en Casa Aguayo, llega un reporte que describe detalladamente todo lo que ocurre en la entidad vecina. Y es que para el gobernador poblano, Ulises Ruiz personifica la esperanza de no ser destituido en caso de que la Suprema Corte de Justicia lo que encuentre responsable en la violación de garantías a Lydia Cacho. La tesis fundamental que maneja el marinismo –no muy lejana de la realidad- es que la caída del gobernador oaxaqueño representa un seguro de vida para Mario Marín. ¿Por qué? Porque en el reacomodo del poder en la segunda presidencia panista el PRI estaría dispuesto a sacrificar a uno de sus 17 gobernadores, pero en ningún caso a entregar la cabeza de 2. Así, si las circunstancias de Oaxaca obligan al priísmo a permitir la destitución de Ulises, llegado febrero no permitirían la de Mario Marín.

Al interior del priísmo nacional es evidente la falta de solidaridad de Mario Marín en el caso Oaxaca. Y es que precisamente el gobernador poblano desea fervientemente –más que ningún otro priísta- la renuncia de Ulises Ruiz. Sus críticas a la ingobernabilidad que se vive en la entidad vecina son constantes, y en la misma línea discursiva se mueven sus incondicionales. En voz alta –así como en los pasillos del poder- los marinistas ponderan la estabilidad política de Puebla frente a la ingobernabilidad oaxaqueña. Allá si hay problemas; aquí sólo hubo un escándalo mediático. Allá todo mundo está contra el gobernador; aquí solamente un puñado de radicales y disidentes. Allá hay marchas y anarquía; aquí hace tiempo que se acabaron las movilizaciones y la gente vive en paz. Allá ha habido más de 12 muertos; aquí ni uno solo. Puebla no es lo mismo que Oaxaca. Si alguien debería caer, sería Ulises Ruiz, y no Mario Marín.

De esta forma, al interior del priísmo, los marinistas se han convertido en promotores de la destitución del gobernador oaxaqueño como una forma de vacunarse. Creo que su razonamiento es correcto. La caída de Ruiz neutraliza la de Marín. Veamos la lógica.

Ulises Ruiz, a pesar de haber perdido el control de Oaxaca, se encuentra sostenido por la clase política priísta y por la coyuntura. En el primer caso, se trata de una de las directrices impuestas por Roberto Madrazo desde la penumbra a sus herederos Mariano Palacios Alcocer y Manlio Fabio Beltrones, considerando que Ulises Ruiz sufrió la embestida de la sección 22 de Elba Esther Gordillo precisamente por ser de los pocos gobernadores que no traicionaron al candidato presidencial priísta. En el fondo, el origen del conflicto oaxaqueño se encuentra en la disputa Elba-Madrazo. Por ello, los madracistas tienen la indicación de defender a Ruiz.

Ulises Ruiz también se encuentra sostenido por la urgencia coyuntural del panismo para mantener su alianza con el priísmo, por lo menos hasta después de la toma de posesión de Felipe Calderón. La amenaza de Gamboa, Beltrones y Palacios Alcocer es simple: si el PAN atenta contra Ulises Ruiz o activa algún mecanismo de destitución, los diputados y senadores priístas no se harán presentes el primero de diciembre, y si el perredismo se ausenta también, no habrá quórum en el Congreso y por tanto Calderón no podrá tomar posesión.

Por ello, el panismo nacional decidió sostener a Ulises Ruiz al costó de enviar a la Policía Federal Preventiva a instaurar una paz ficticia, con el riesgo de enfrentamientos que terminen en baños de sangre por un conflicto que ni siquiera es suyo. Así que hasta el primero de diciembre, Felipe Calderón está obligado a pactar con el priísmo. Aunque eso signifique que Ruiz siga en el poder. Además, la traducción política de la caída del gobernador oaxaqueño es que la movilización callejera puede tumbar a un gobernante, la lógica que favorece a Andrés Manuel López Obrador. Por ello, a pesar de los oaxaqueños, Ulises Ruiz seguirá siendo gobernador.

En el fondo, el priísmo nacional no defiende a la persona de Ulises Ruiz, sino un coto de poder que es la gubernatura de Oaxaca. Si Ruiz cae, quien pierde es el PRI, ya que según la constitución de la entidad vecina tendrían que convocarse a nuevas elecciones. Comicios que difícilmente podrían ganar el tricolor en las condiciones que vive el estado.

Sin embargo, de agravarse el conflicto oaxaqueño, después del primero de diciembre sí podría darse la caída. Con el PAN fortalecido, quizá el PRI ahora sí tendría que entregar la cabeza de Ulises. Ya ello le apuesta Mario Marín.

Con una gubernatura perdida, el PRI no puede darse el lujo de entregar otra. Marín apuesta a que si la Corte lo encontrara culpable y Felipe Calderón, buscando ganar legitimidad quisiera llevar adelante su destitución, entonces el priísmo nacional lo arroparía -diputados, senadores y Comité Ejecutivo Nacional- y defendería su causa de la misma forma que lo que hacen ahora con Ulises Ruiz.

El razonamiento del marinismo aparentemente es correcto. Si cae Ulises Ruiz, la destitución de Mario Marín es casi imposible. Pero tres coyunturas conspiran contra Marín, aunque no sé si sea plenamente consciente de ellas. Mañana continuaremos con el tema.

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