lunes, septiembre 04, 2006

EL PRECIOSO YA TIENE QUIEN LE ESCRIBA

Por Zeus Munive

El extraño caso del gobernador que ya tiene quién le escriba (otra historia de horror)

Si a alguien debe agradecerle Mario Marín porque su cabeza al parecer ya no será cortada e irá rodando a cualquier pantano, debe ser al PAN, pero también a un personaje llamado Andrés Manuel López Obrador. Y es que tanto la Presidencia de la República como el PAN tuvieron que sentarse a negociar el apoyo de Puebla para que su pequeño y debilitado cachorro Felipe Calderón Hinojosa se mantuviera con su pequeño porcentaje arriba de AMLO.

Sólo así se entiende el interés de Fox y del PAN.

Pero no sólo son historias de negociaciones con panistas las que han beneficiado a Marín, pues también existió un acercamiento con perredistas y con el grupo de “Los Chuchos”, que encabeza Jesús Ortega.

Hace unos meses, antes de que terminara el último periodo de sesiones de la Cámara de Diputados, el tema del juicio político contra el mandatario poblano se iba a analizar en la Comisión de Examen Previo. No obstante, a dicha sesión varios diputados del partido del sol azteca no llegaron, entre ellos el ex diputado federal René Arce.

Resulta que Luis Miguel Barbosa Huerta, el verdadero líder del PRD poblano, hizo un acuerdo con Marín, a través de Javier López Zavala y con el grupo de “Los Chuchos”, el cual integra. Y ahí, a nombre de “Los Chuchos” negoció una buena cantidad de apoyos del Gobierno estatal para la corriente más corriente dentro del sol azteca.

Por eso varios perredistas no llegaron.

Pablo Gómez intentó cambiar a los integrantes de la Comisión de Examen Previo cuando se enteró de la tan maravillosa maiceada que le dieron a sus pollos del PRD, pero ya era demasiado tarde: la cabeza de Marín había sido salvada una vez más.

Aunque no fue la única vez que se dieron este tipo de encuentros con los perredistas, pues cuando Andrés Manuel López Obrador cerró campaña en Puebla, el tabasqueño se comprometió ir contra Marín.

Literalmente habló de que acabaría con los gobernantes que incurrían en el tráfico de influencias y violentaban los derechos humanos.

La gente que había llenado el zócalo gritó: “¡Fuera Marín, fuera Marín!”.

“¡Sí, como Marín… fuera Marín!”, respondió “El Peje”.

Esa noche, cuando López Obrador ya se había ido de Puebla, una llamada llegó a las oficinas del secretario de Gobernación.

—Bueno, Javier…
—Qué pasó, en qué te puedo atender, Juan Manuel (Ruvalcaba).
—Mi secretario, te hablo a nombre de Agustín Ortiz Pinccheti.
—Ajá.
—Sólo para decirte que lo que expresó el candidato fue al calor de la gente. No, por su puesto que eso no va a pasar. La gente, tú sabes…
—Claro, claro, entiendo.
—Entonces, quiero que sepas que somos amigos y que el candidato no va a entrar en esa polémica, ¿verdad?
—Claro, claro.
—Gracias, Javier, por tu comprensión.

Aunque yo no escribí este artículo se los dedico especialmente —con el perdón de su autor—, a todos aquellos que me han denostado y calumniado al catalogarme como 'sucio panista' y que aseguran que estoy en la nómina del PAN.

Como pueden ver, entre bueyes no hay cornadas: una cosa que vincula al precioso, a fecal y al peje, es el patético buqué a mierda que no se cansan de excretar cada que tienen oportunidad.

Que lo disfruten.

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