martes, septiembre 19, 2006

DEL PLATO A LA BOCA...

La Jornada de Oriente martes 19 de septiembre de 2006
Columna CUITLATLÁN

Qué está motivando a la SCJN en el Lydiagate
Fermín Alejandro García

Algunos marinistas ya tenían preparado un festejo al mediodía de ayer, mismo que se cebó. Creían que la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) le daría carpetazo al Lydiagate, pero las cosas no fueron así; la moneda quedó en el aire, y existe la posibilidad de que la investigación por este asunto se prolongue, se extienda a nuevos personajes y se tome muy en cuenta las grabaciones telefónicas –que dieron origen a la parte más álgida del conflicto– entre Mario Marín Torres y el empresario Kamel Nacif Borge. Esto que está pasando ya debería ser suficiente para que la “burbuja marinista” se percate de que tiene una pésima defensa y un malísimo consejero jurídico llamado Ricardo Velásquez.

Aunque todavía cabe la posibilidad de que este día se dé un giro de 180 grados y la mayoría de los miembros de la SCJN decida no darle la razón a la periodista Lydia Cacho, una decisión que se antoja forzada, dados los argumentos que presentaron ayer algunos ministros, pero que tampoco es imposible que ocurra.

A algunos de los ministros que ayer expusieron sus argumentos se les considera como parte del ala liberal de la SCJN, que tiene en la figura de Genaro Góngora Pimentel a uno de sus principales expositores y que se sabe, desde un principio estuvieron de acuerdo con que la Suprema Corte investigara el Lydiagate. Falta que se expresen todos los integrantes de la llamada ala conservadora, entre los que se ubica al propio presidente del máximo tribunal de la nación, Mariano Azuela, el mismo al que se le ha acusado de reunirse en lo oscurito con el presidente Vicente Fox Quesada.

Pero más allá de buscar chivos expiatorios, en el interior de la élite política que gobierna al estado sobre los reveses que los marinistas han sufrido en la Corte, es necesario preguntarse qué está moviendo a los ministros de la SCJN, que hasta lo que ayer se vio, la mayoría parece estar dispuesta a irse al fondo del asunto del Lydiagate y hacer justicia. Sobre este comportamiento han surgido seis hipótesis. Éstas son:

1. La SCJN necesita legitimarse, y en el caso del Lydiagate algunos de los ministros del máximo tribunal del país ven esa oportunidad.

Sobre todo ahora que el discurso de Andrés Manuel López Obrador apunta a señalar a las instituciones de México como inservibles, que siempre están del lado de los grupos de poder y muy pocas veces de las clases populares. Algo que es totalmente cierto.

2. Otra razón por la cual la SCJN puede estar buscando legitimarse en el Lydiagate es por la crisis política que atraviesa del país, en la cual persiste un Poder Ejecutivo débil que en los próximos seis años será encabezado por Felipe Calderón Hinojosa, cuyo triunfo electoral no convence a un importante sector de la población y que, además, al igual que su predecesor, Vicente Fox Quesada, enfrentará graves problemas para conciliar acuerdos con el Congreso de la Unión.

Asimismo, el Poder Legislativo ha perdido credibilidad y goza de una pésima imagen, ya que ahí parece que los únicos que tienen voz son los hombres del poder y no los intereses colectivos de la población. Ejemplos de ello hay muchos: el Fobaproa, la ley Televisa, la reforma al régimen de pensiones y jubilaciones del IMSS, las leyes que permiten el uso indiscriminado de transgénicos, etcétera.

3. Se cree que la Suprema Corte de Justicia de la Nación puede estar actuando en función de intereses políticos. Y en esa lógica, se buscaría ayudar al gobierno de Felipe Calderón para que provoque la caída del gobernador de Puebla, y de esa manera el nuevo presidente se pueda legitimar, algo que le hará mucha falta luego de que ganó los comicios casi con el mismo número de electores que votaron a favor de su principal contrincante, Andrés Manuel López Obrador.

4. Otra posibilidad es que en las élites del PRI ya se decidió sacrificar a Mario Marín, pero no a perder la plaza.

Esto es, si la SCJN prolonga la investigación por tres o cuatro meses, y el resultado de sus indagatorias termina por tirar del cargo a Mario Marín, ya se habrá vencido el plazo legal para que se convoque a nuevas elecciones, mismas que hay muchas posibilidades de que sean ganadas por el PAN.

Si Marín llega a enero de 2007 y luego deja el poder, la llamada “burbuja marinista” seguirá teniendo la posibilidad de nombrar al próximo mandatario interino y no tendrá la obligación de convocar a nuevas elecciones.

5. Los argumentos que se escucharon de los ministros que pidieron ahondar en la investigación fueron una especie de round de sombra, ya que finalmente va a prevalecer la opinión de tres ministros que faltan por exponer sus argumentos.

Ayer los ministros que intervinieron censuraron la actitud del presidente del Tribunal Superior de Justicia de Puebla, Guillermo Pacheco Pulido, por la intervención poco transparente de su secretario adjunto, Enrique Ruiz Delgadillo.

Dieron a entender que los magistrados que llevaron la investigación actuaron en concordancia con los intereses del gobierno estatal.

Censuraron que en las indagatorias no se tomó en cuenta las grabaciones entre Mario Marín Torres y Kamel Nacif.

Y lo más importante: que algunos expusieron que lo destacado de este asunto no es si se violó o no los derechos de Lydia Cacho, sino que se debe determinar si se está usando al aparato del Estado para proteger a redes de pederastas.

Con tales argumentos, por sentido común debería haber un fallo a favor de Lydia Cacho, pero puede pasar lo contrario, pues en este país la justicia está tan torcida, corrompida, desprestigiada, que todo puede pasar.

6. Una última hipótesis es que los ministros están actuando sin ninguna consigna, con el único criterio que les da la interpretación de la ley. ¿Será así?

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