jueves, marzo 09, 2006

LAS MIL Y UNA NOCHES DE NACIF

Por Martín Hernández Alcántara

Con el tono de sus voces y la fuerza de su dignidad, una treintena de mujeres inhibió al gober precioso, Mario Marín Torres, obligándolo a ausentarse de la celebración oficial del Instituto Poblano de la Mujer (IPM) y a salir por la puerta trasera de Casa Aguayo, en cuya acera depositaron al menos 100 “cadáveres” de botellas de alcohol, frascos vacíos que le ofrecieron al mandatario para que se decida ya a abandonar el cargo.

Las coloridas e ingeniosas lonas de repudio al mandatario y los pomos colocados a lo largo de la banqueta de la sede del Poder Ejecutivo semejaban el escenario posterior a una gran fiesta juvenil. Y sí, hubo mucho de festivo en la manifestación, pues, como sucedió el domingo 26 de febrero, decenas de féminas de los más diversos estratos sociales, ocupaciones, edades, ideologías y tendencias políticas se unieron con el fin de hacer expreso su rechazo a Marín, a la pederastia y al maltrato de su género.

La jornada comenzó en la tradicional Plazuela del Barrio del Artista. ése fue el lugar elegido por las organizadoras para reunirse con la dramaturga Jesusa Rodríguez y sus chicas y atravesar el boulevard Hérúes del 5 de Mayo e ingresar al Centro de Convenciones, donde centenas de burócratas y dirigentes seccionales del PRI esperaban a Marín Torres, invitado especial de la directora del IPM, América Soto López, para la celebración oficial del Día Internacional de la Mujer.

Sólo unas 30 mujeres llegaron puntuales a la cita. Decidieron no esperar a sus compañeras y apersonarse de inmediato en el acto gubernamental. A su llegada, algunas se extrañaron al percatarse de que la mayoría de las servidoras públicas y militantes del tricolor sostenían latas de chiles La Morena. Luego se supo que dicha marca fungió como una especie de patrocinadora del evento.

Soto López se dispuso a pronunciar su discurso y entonces las mujeres se pararon bajo el estrado y le dedicaron las mañanitas en una versión ad hoc al momento que padece:

“éstas son las muchachitas que llevaba el rey Nacif, a mi gober tan precioso se las cantamos así: renuncia Marín, renuncia, el pueblo te lo pidió, ya los pajarillos cantan la cosa ya se pudrió (...)”.

A punto de un ataque de nervios, Soto se desgañitaba desde la tribuna afanándose en que su arenga acallara con el poder de las bocinas al entusiasta coro, mientras las priistas y burócratas clamaban: “¡fuera!”, “¡fuera!”, a lo que las mujeres críticas respondieron: “¡fuera Marín!”, “¡fuera Marín!”. La funcionaria regresó a su lugar y desde ahí, con el puño en alto, se unió a la rabieta del auditorio oficialista gritando primero “¡fuera!”, “¡fuera!” y luego “¡viva Marín!”, “¡viva Marín!”. La acompañaban con el mismo furor la diputada tricolor Nancy de la Sierra y la secretaria general de la CNC, Cecilia Hernández.

Una de las chicas que acompaña a Jesusa, quien había tomado antes una lata de chiles, se la puso a Soto y le dijo: “¡ahí te la dejo, para que mejor te vayas a cocinar!”.

El contingente crítico abandonó el recinto. Luego se supo por las noticiarios vespertinos y matutinos de radio y televisión que Soto hizo un reconocimiento amplio al “apoyo que el gobernador Mario Marín ha dado a las mujeres”, aunque el titular del Ejecutivo prácticamente la desairó al no acudir a su acto.
“Que Kamel dé la cara”

Las mujeres llegaron a Casa Aguayo, donde ya las aguardaban otras decenas de compañeras. Si hubieran llegado 15 minutos antes tal vez las hubieran escuchado Marín y Miguel çngel Yunes, que acababan de terminar un acto protocolario y abandonaron raudos por la puerta de atrás, alertados por los cuerpos de inteligencia del gobierno estatal sobre la protesta que se avecinaba.

De todas formas, las manifestantes no hubieran podido encontrarse con el par de políticos involucrados en el caso de Lydia Cacho, porque apenas salieron del inmueble gubernamental los reporteros que estaban adentro, los policías de la entrada cerraron las puertas, como acostumbran a hacer cada vez que hay una expresión ciudadana de reclamo.

Algunas féminas reclamaron airadamente a dichos gendarmes: “¡abran, esta es la casa del pueblo, no la de Marín!”, pero los uniformados se metieron y no volvieron a abrir sino hasta las 3 de la tarde, casi dos horas después de que la protesta había terminado.

Jesusa Rodríguez tomó dos frascos tapados sin vino y ante las libretas, grabadoras, cámaras de foto y televisión, explicó:

“Estas botellas son para el gober precioso, están vacías, pero no creo que eso le importe, francamente no creo. Nótese que se les ha dejado el corcho, eso es importante porque luego hacen vacío las botellas y eso es peligroso, entonces es pues una especie de protección biológica importante, así que se las trajimos al gobernador con todo respeto a la Casa Aguayo, porque él ya no nos merece nuestro respeto. Las vamos a dejar aquí en la puerta, estas dos botellas, ¡pues no nos alcanzó para el coñac porque no somos gente de recursos, verdad, tampoco explotamos en las maquiladoras a las mujeres de este país y los hombres y reclamamos que aparezca Kamel Nacif, que dé la cara, que –bueno, el gobierno del estado lo dudamos mucho–, pero que la justicia convoque a Kamel Nacif, así como van a traer a Succar Kuri, que convoque a Kamel Nacif, que salga del agujero donde está escondido y que dé la cara, porque lo que sí nos queda claro es que el que se esconde algo oculta o algo acepta”.

Añadió: “estamos exigiendo la renuncia del gobernador Marín ¡y no nos explicamos en todo el país cómo ha podido durar todavía estos días, es algo indignante, increíble! Y en el día de la mujer le damos un gran homenaje a Lydia Cacho, que es la que ha realmente sostenido con su valor esta lucha desde hace años y también a todas las mujeres les pedimos se unan y también a todos los hombres que se sienten indignados de esta situación de violencia hacia las mujeres, que se solidaricen con esta causa, y ya que es el día de la mujer les vamos a ofrecer nuestras mañanitas matutinas...”, a lo nuevamente el coro entonó la adaptación hecha por la actriz.

Jesusa colocó los dos pomos en la entrada y después, al darse cuenta de que entre los medios estaba Televisa, le mandó un mensaje al presidente del consorcio: “estamos pidiéndole al señor Azcárraga, que no encubra delincuentes (...), que se pongan a publicar lo que está ocurriendo aquí en Puebla y que se unan a la exigencia de renuncia de este gobernador indigno”.

Después de que Jesusa puso el ejemplo, las mujeres y los hombres que las acompañaban sacaron de una bolsa negra para basura decenas de botellas vacías de los más diversos alcoholes que fueron colocando frente la acera de Casa Aguayo, mientras otras tapizaban la fachada con lonas muy vistosas, como la que exhibía un montaje con el cuerpo de un enano y la cara del gobernador con la leyenda: “Marín te quedó grande el puesto, renuncia”, u otra que mostraba el rostro del mandatario encerrado en el símbolo de prohibición y el rezo: “Marín, tienes razón, nosotros te botamos”.

La instalación femenina generó las delicias de fotógrafos y camarógrafos que se dieron vuelo haciendo tomas, al punto de solicitar que los frascos se ubicaran a más distancia para poder hacer un mejor encuadre. Hasta el experimentado jefe de información de un periódico oficialista coopero con los colegas de la lente, sosteniendo dos botellas de coñac para fabricar una imagen. No fue el único: algunos fotoperiodistas pidieron a sus congéneres que les tomaran placas abrazados, teniendo como fondo la colorida protesta, como si fueran soldados triunfantes luego de una batalla.

Había un festejo evidente de gremio. Por ejemplo: cuando varios reporteros entrevistaron a Jesusa, celebraban con risitas o sonrisas tímidas sus ocurrencias sobre Marín, y el resto de los involucrados en la conjura a Lydia Cacho. No es para menos: tal vez así desquitaban la ofensa que les ha causado saber de viva voz el concepto en el que el gobernador, Nacif y sus amigos los tienen.

En el diálogo con los informadores, la dramaturga hizo una reflexión: “este es el sexenio de los moralistas, ¡y cómo es esto de que en el sexenio de los moralistas estamos aprendiendo lo que es un cura pedófilo, un empresario pederasta!, es como en sexenio de los narcos de Salinas de Gortari, que sabíamos lo que era una Taurus 48 cuando mataron a Colosio o un cuerno de chivo, y aprendimos a reconocer cómo eran todas las armas, ¿por qué?, porque el país estaba armado. Entonces sabemos que en este caso, en el sexenio de los moralistas, el país vive de la inmoralidad, ahí está el enriquecimiento de los hijos de Marta Sahagún a todas luces y ahí está esta red de pederastas en México que es conocida internacionalmente, ¡y además la violación de mujeres es cotidiana!”.

Después de Jesusa Rodríguez varias mujeres tomaron el micrófono para externar sus pensamientos: chicas y madres de familia de clase acomodada, campesinas de Totimehuacán que denunciaron la imposición y prepotencia de su edil auxiliar, académicas, luchadoras sociales y hasta una monja. Se pusieron en el sonido también, en la casa donde despacha Marín, las grabaciones harto conocidas de la conjura.

Al filo de las 13 horas, la mayoría se retiró. Cerca de la una con 15 minutos de la tarde, cuando ya casi no había nadie, arribó a Casa Aguayo una camioneta Tracker roja, de la que descendió la diputada panista Augusta Díaz de Rivero, quien auxiliada por dos hombres bajó de la cajuela un garrafón con 19 litros de agua purificada. “Es para que el gober precioso se cure la cruda que seguramente le van a dar tantas y tantas botellitas”, sentenció.

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