viernes, febrero 17, 2006

LYDIA TENIA RAZON

Por Carmen Aristegui

Las llamadas telefónicas de Kamel Nacif son simple y sencillamente nauseabundas. El contenido es un compendio de lo podrido que puede estar un sistema de justicia y de cómo un gobernador puede manipularlo al gusto y medida del empresario poderoso que pretende el escarmiento y eliminación de quien ha denunciado hechos terribles y vergonzosos como la pornografía infantil y la red de poder que la protege.

Mucho más que tráfico de influencias y abuso de poder, lo que vemos es la perversa degradación a la que puede llegarse en esta colusión de los poderes económico, político y judicial. "Brutal e indignante", como bien dijo Rubén Aguilar, el miércoles pasado.

Lenguaje y contenido los retratan enteros. La sordidez de sus palabras acompaña una entraña corrompida. Todavía les alcanzó para intentar parar lo imparable. Comprar todos los ejemplares de La Jornada de Oriente que circulaba ya con la nota de Blanche Petrich que, junto con la difusión que -por su parte- hizo W Radio hacían imposible y hasta ridículo el intento.

¿Cuánto tiempo puede mantenerse en el poder el gobernador de Puebla, Mario Marín? ¿Cuánto la procuradora en su puesto? ¿Cuánto la jueza que tiene en su oficina (por lo menos antes del escándalo) el retrato del gobernador Marín colgando de la pared como custodio de su tarea judicial?

Es tal la magnitud de lo denunciado que lo único que cabe ya es una cadena de destituciones, renuncias, averiguaciones ministeriales y/o juicios políticos de los personajes involucrados. Pero no sólo de los que protagonizan la vergonzosa trama que llevó a la cárcel a Lydia Cacho desde Quintana Roo hasta Puebla, sino de los que forman parte de la asquerosa red que protege la pornografía infantil, corazón y origen de todo esto. No perdamos de vista algo clave que revelan las conversaciones: Lydia Cacho tenía razón. No sólo en denunciar la sucia maniobra que llevó a su detención sino en que, efectivamente, Kamel Nacif, el "rey de la mezclilla", protege como lo afirmó en su libro al presunto pederasta Jean Succar Kuri preso ahora en Arizona y sujeto a un procedimiento de extradición promovido desde la PGR.

El libro Los demonios del edén, de Lydia Cacho, contiene, como se lee en portada, la descripción de "El poder que protege a la pornografía infantil". Ahí Lydia presenta una estrujante investigación periodística que coloca a Succar Kuri no sólo como un millonario perverso y abusador de menores, sino como pieza clave dentro de una organización internacional de tráfico de menores. Éste es el individuo que ha contado con todo tipo de ayuda para ir librando las batallas judiciales en su contra. Kamel Nacif, su protector desde 1975, enfureció porque Lydia lo puso al descubierto. A la periodista había que encarcelarla, violarla, atormentarla y lo que hiciera falta para escarmiento suyo y de los demás de su gremio. No todo el plan se consumó. Antes de que los "encargados" del asunto realizaran su tarea, a la cárcel poblana se presentó la senadora Lucero Saldaña pidiendo ver a la periodista, evitando que la infamia fuera mayor.

Lydia afirmó lo que hoy se comprueba: Succar Kuri recibe la protección y ayuda de Kamel Nacif y de otros tantos que no quieren, de ningún modo, que sea extraditado a México. Saben lo que puede significar un proceso judicial que había librado en México y que se desmoronó. "Abogados, procuradores y jueces que debían procesar un caso flagrante fueron perdiendo interés y gracias a ello el inculpado huyó a Estados Unidos. ¿Que sucedió?". Dentro de la respuesta está la participación de Kamel Nacif para que esto ocurriera.

Nacif alegó que se había dañado su honor por lo escrito en el libro. Echó a andar su venganza usando justicia y gobierno. Pero, hoy ya no queda duda: ayuda, protege y encubre al detenido de Arizona. Ya no se puede dudar después de oír y leer lo que hoy sabemos. Nacif sostiene la defensa legal de Succar Kuri en Arizona por los delitos de violación de menores y pornografía infantil. Dentro de las llamadas intervenidas en diciembre y difundidas esta semana, queda demostrado.

Uno de los momentos registra una conversación entre Nacif y alguien con acento argentino, que tiene contacto también con Succar Kuri:

-Mañana va a haber un escándalo hijo de puta nacional.

-¿Eso puede ayudar a Succar, Kamel?

En otro momento le pregunta a alguien hablando de la posible extradición de Succar:

"Oye, y dime una cosa... escúchame porque soy ignorante y no me grites pero, dime una cosa: si tú puedes conseguir a alguien de la zona allá de Cancún, simplemente si a él lo traen que no le vayan a hacer daño... Ah, con razón aquí el hombre dice que el 2 de enero, no sé qué fecha le habrán puesto... quería ir a verlo, y ¡carajo! Aventar la bomba de la niña ésa... no hay puto juez en el mundo... que contigo forma un grupo y tú pero, tú tienes que ir, porque ese hijo de puta de Goldberg y toda su pandilla de sinvergüenzas (se refiere a Charles Goldberg, que abandonó el caso).

"¡Todos los putos abogados en Estados Unidos son una pandilla! ¿Y los de Washington? ¿Y los de acá y los de acá...? ¡Hijo de puta!"


Con lo visto es suficiente. Lo revelado, obliga a acciones inmediatas de la justicia, de la política y de la sociedad. Cruzarse de brazos, también pudre.

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