viernes, febrero 17, 2006

DE "GOBER PRECIOSO" A VERDUGO DE MADRAZO

Por Francisco Garfias

El escándalo del gober precioso tiene al PRI al borde del abismo y a los priistas divididos. El senador Carlos Rojas, uno de los integrantes del equipo de Roberto Madrazo con más luces, propuso ayer, en la reunión previa de la bancada tricolor, pedir a Mario Marín que solicite licencia mientras se investiga el caso Lydia Cacho.

Su idea era que el PRI transformara el revés en acierto: dar una señal a la sociedad; devolver credibilidad al discurso del candidato presidencial del tricolor, quien un día sí y el otro también, promete verticalidad y firmeza. Pero la inercia irracional rebasa al priismo, y acabaron por defender al indefendible.

Nadie apoyó abiertamente a Rojas. Los legisladores del tricolor decidieron seguir flotando. Reventaron la sesión en la que se votaba la propuesta del senador del PAN, Javier Corral, de pedir a la Suprema Corte que nombre un comisionado para investigar si las garantías individuales de la periodista fueron o no violadas por el Rey de la Mezclilla y su “héroe”.

La propuesta de Corral había ganado la votación. El tablero electrónico marcaba 38 votos por el “Sí” y 20 por el “No”. Los votos negativos eran priistas. Hubo dos honrosas excepciones: el propio Carlos Rojas y Genaro Borrego.
“Yo voté a favor, chingue a su madre…”, nos decía, en tono de hartazgo, el senador Rojas.

La votación no contó. El quórum no se juntó. Fueron 58 votos. Faltaban siete. A algunos senadores del PRI les dio por ir al baño a la hora de sufragar. En el PRD había ausencias. Los panistas se descuidaron y Enrique Jackson, presidente de la mesa directiva, levantó abruptamente la sesión.

De nada sirvieron las protestas de Marco Adame, ex vocero de Acción Nacional, quien a gritos pedía que se volviera a verificar el quórum. “La sesión se levantó, ya no puedes pedir nada”, espetaba Mariano González.

Uno que salio furioso fue César Camacho. El ex gobernador mexiquense está consciente del costo a pagar por las torpezas de Marín. No le gustó la tibia postura en tribuna que el senador poblano, Germán Sierra, hizo del “gober precioso”. Tenia claro que Sierra no quería que se dijera que no había defendido a su gobernador.

Manuel Bartlett, maestro de Marín, casi ni la boca abrió. Apenas y reaccionó cuando el panista Francisco Fraile le recordó que en sus tiempos de gobernador, Kamel Nacif, El Rey de la Mezclilla, también hizo de las suyas y manipuló la justicia a su favor. “Posiblemente usted no estuvo involucrado, pero su secretario de Gobierno sí. ¿Y sabe quien era su secretario de Gobierno? Mario Marín. ¿Qué curioso verdad?"

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