domingo, abril 29, 2007

UNA VERGUENZA MAS PARA PUEBLA Y LOS POBLANOS


GRISELDA

Llueve de una forma exagerada. Es un chubasco. Las gotas de agua caen con violencia, lastiman sin misericordia el endeble techo de un camión atiborrado de indígenas trasnochados que va de Zacapoaxtla con rumbo a Huehuetla. No hay ventanilla por la que sea posible mirar el gentil dispendio de paisajes que la naturaleza preserva en la sierra norte de Puebla.

Estas tierras son parte de lo que en su momento histórico se llamó el Totonacapan. Su origen al norte era el río Cazones y al sur el río Papaloapan, al oeste llegaba hasta lo que hoy es el municipio de Acatlán de Pérez en Oaxaca y al norte limitaba precisamente con la zona que recorre de madrugada, lento, con cautela, el viejo furgón.

Han ido quedando atrás modestos letreros oficiales que indicaban el tránsito por Ahuacatlán, Camocuautla, Olintla, Tepango, Zapotitlán, Zoquiapan. Nombres actuales de los asentamientos donde los totonacas permanecieron durante siglos, llegando a conformar una de las culturas más importantes de la época prehispánica de México. Ahora la estadística dice que solo hay 100 mil 423 en toda Puebla, poco menos de la mitad de los 240 mil 043 que existen a nivel nacional.

- Bájate a la chingada.- dice el conductor del vehículo.

- Usted dispense…- susurra el pasajero mientras desciende de prisa para perderse en la nebulosa que hacen la oscuridad de la noche y los cristales empañados.

A pesar de lo que pueda pensarse no suele suceder que los tripulantes de estas rudimentarias embarcaciones que circulan por las chatas carreteras de la serranía dejen de pagar los 20 o 30 pesos que cuesta el periplo. Pero sucede. Y molesta al conductor, quien con un dejo de resignación pisa de nuevo el acelerador que por cierto, no acelera mucho el avance del carruaje.
Los viajeros no se inmutan. Las mujeres que van en los asientos de adelante parecen estar petrificadas y la bola de hombres de atrás sortea con los costales de café y chucherías cuando el vehículo toma las curvas. Justo en las inmediaciones, un matrimonio cuenta sus penas del momento. “Seguro la mataron (los) del partido de los Luwanan porque ella si nos veía, ellos nos la mataron seguro”. El hombre se refiere al asesinato de la activista totonaca Griselda Tirado Evangelio, ocurrido el 6 de agosto de 2003 en Huehuetla y cuando se refiere al partido de los Luwanan, se trata del PRI, el partido “de los mestizos”, “de los caciques”, de los de “doble lengua” para muchos de los indígenas de esta zona.

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Disparar tres o cuatro balazos a quemarropa con una escopeta calibre 12 a una persona que va saliendo de su casa a las cuatro y media de la mañana se antoja muy fácil. Si siendo las ocho de la noche apenas puede divisarse el sitio estando a unos metros de distancia, no es complicado imaginar la poca visibilidad que hay durante la madrugada. ¿La huida? Sobra la llanura en los alrededores; ¿testigos?, los vecinos más cercanos de la modesta vivienda están a 15 metros.

El día de su entierro, un tumulto de 500 personas caminó con el cuerpo desde aquí hasta la plaza principal del pueblo. De ahí partieron luego a sepultarla en el panteón municipal que por cierto, hace unos años estuvo a punto de desaparecer para construir sobre él, canchas de fútbol que finalmente fueron hechas en un predio de al lado.

Griselda fue una de las cuatro primeras indígenas totonacas en terminar estudios de secundaria y bachillerato. Además haría luego una maestría y una licenciatura. Sus tesis estuvieron enfocadas a los derechos indígenas en la sierra totonaca, precisamente los que en vida trató de hacer válidos. Fue una de las fundadoras del Centro de Estudios Superiores Indígenas “Kgoyom”.

Desde principios de los noventa trabajaba defendiendo legalmente a los indígenas de la zona y además promovía y difundía la autodeterminación indígena mediante la Organización Independiente Totonaca (OIT), en la cual fungía como asesora. Además, al momento de su muerte era Consejera del Instituto Federal Electoral (IFE) por el distrito número 3. En su honor ha quedado un altar a la virgen de Guadalupe junto al zaguán de su casa. Su madre, su hermana y su hija ya no están aquí, se han ido del pueblo apenas hace unos días, víctimas de amedrentaciones por parte de personajes desconocidos, quizá los mismos que pudieran estar detrás de la muerte de Griselda.

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La ejecución de la defensora de los derechos indígenas es la segunda ocurrida en este año, 2003, en el entorno de la OIT. La primera ocurrió en abril cuando fue ultimado el campesino Mateo Cipriano. Sus familiares habían reportado su desaparición pero el Agente del Ministerio Público se negó a investigar, dicen sus compañeros. Días después fue hallado su cuerpo con una brutal herida de machete en la cabeza.

Edmundo Barrios, uno de los miembros de la organización que más activamente ha denunciado el caso de Griselda no lo piensa mucho y dice con certeza: “Es un asesinato de perfil político por eso queríamos que se instalara una Fiscalía Especial y se instaló. No aceptaremos una investigación express que arroje cualquier chivo expiatorio” En uno de los salones de clases de la escuela indígena, el también profesor continúa su relato: “Nosotros no podemos decir, sin tener antes esta investigación que se está haciendo, pues que fue la presidencia municipal quien la mató, o el expresidente o el PRI, no podemos hacerlo. Hasta ahora puedo decir que vemos un trabajo serio de la fiscalía especial, nosotros pedimos eso, seriedad. Ahora, ¿qué confiamos en esto? Pues hay intereses y sobre todo porque es un asesinato político no confiamos a ciegas”, dice para luego rematar: “El defender la tesis de que es un asesinato de perfil político incluye que nos investiguemos hasta nosotros mismos pero también, sobre todo, a los señores del poder”.

Griselda tenía las suficientes posibilidades de participar y ganar en las elecciones locales del próximo año pero ella no se promovía, asegura el activista. “Los grupos de poder ven a la OIT como un bastión de oposición porque representa una opción de los pueblos indígenas”, termina.
Durante tres administraciones continuas, de 1989 a 1998, la OIT en coalición con el PRD gobernó Huehuetla. “Nosotros combatimos mucho el caciquismo tan marcado que había antes, ahora lo que hay sobre todo digamos, es un caciquismo político. Rojas (el ex alcalde) controla por ejemplo el tráfico de plazas para maestros”. Los indígenas reciben un trato discriminatorio en la zona. “La presión de la gente aquí es muy especial, sobre todo la que vive en el centro. Si supieran que estuviste aquí por ejemplo, en tu caso saliendo te dirán: “Pinche fuereño, ¿tú que haces aquí?” pero aunque no te lo digan directamente, harán que lo oigas”. Al totonaca se le ve como un mozo, se suele decir: contrátate a un mocito, a un hombrecito para esto”.

“Pero no nos perdamos, el asesinato de Griselda fue un golpe, hay molestia y la gente quiere ver que se castigue, que se haga algo. Imagínate tú, la policía estaba presente en el novenario de Griselda y todo mundo se preguntaba ¿aquí van a encontrar al que mató la mató?”

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El 22 de julio de 1989 se forma la OIT en un acto celebrado en el mercado de Huehuetla. Para el mes de noviembre participan en los comicios de ese año en alianza con el también recién creado PRD. Ganan con Mateo Sánchez como alcalde y se instala un gobierno indígena. Hay detenciones, movilizaciones, cierta inestabilidad pero se confirma el triunfo. En 1992 vuelven a ganar con la candidatura de un totonaco llamado Bonifacio Ganoa de Gaona. Tres años más tarde repiten con un activista de nombre Pedro Rodríguez Vega. Las cosas cambian en 1998 cuando hay una fuerte inversión de dinero por parte del PRI y aumenta considerablemente el número de electores–motivados por la compra de votos, denuncia la OIT- y gana un profesor llamado Víctor Manuel Rojas, a quien ya manejan como el próximo candidato del PRI a la alcaldía y a la vez, como uno de los sospechosos más importantes del crimen de Griselda.

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De acuerdo con el Diccionario de la Lengua Náhuatl, el término totonaca es el plural de totonacatl y se refiere a los habitantes de la provincia de Totonacapan. Algunos otros autores como Carlos Gama refieren también que el término “totonaco” significa “hombre de tierra caliente”. El mismo historiador recuerda que con el fin de quitarse el yugo mexica, los totonacas apoyaron a los españoles en la conquista de México. A cambio recibieron una nueva religión y un contagio de enfermedades que devastó en un 90 por ciento a la población india. Las autoridades totonacas sobrevivieron hasta mediados del siglo XVII, cuando los españoles dividieron sus jefaturas y constituyeron los llamados “pueblos de indios”, para tener más control sobre ellos. Los siglos posteriores fueron de relativa tranquilidad para los totonacas debido a la escasez de metales en la zona y las dificultades para su acceso. Su relativo aislamiento les permitió reorganizar sus sistemas culturales en formas autónomas frente a la dominación española; a veces lograban negociaciones, a veces se enfrentaban al genocidio.

Es una cultura que todavía se mantiene a pesar de la poca densidad de representantes que tiene según los censos oficiales. Durante los años sesenta se les impuso el cultivo de algodón, remplazado después por la caña de azúcar que luego entró en crisis por su poca rentabilidad. Posteriormente se les orientó al café, cultivado intensiva y extensivamente. Por su alto precio entonces mejoró el estándar de vida de los totonacas pero los hizo más dependientes de alimentos traídos de fuera. El intento de diversificar la producción agrícola y ganadera acarreó fuertes inversiones, a veces incosteables, ante el mercado deprimido para sus productos.
Un reciente trabajo de investigación hecho por Arturo León López y Elsa Guzmán Gómez titulado “Pobreza en la Sierra Norte de Puebla” explica así el panorama que hay en la zona: “Desde el siglo pasado, pero sobre todo a principios del presente siglo, los ganaderos y petroleros se fueron apropiando de las tierras bajas del norte desde la costa hacia la montaña, ocupando con ganado, y café; hacia los años cuarenta, un espacio “donde sólo había bosque”.
De esta manera, a medida que en el Llano poblano, y sobre todo los Llanos de Libres y San Juan, al sur de la región, se fue concentrando la tierra en pocas manos y expulsando a la población campesina, ésta fue presionada a concentrarse en la Sierra, en pequeñas poblaciones con espacios agrícolas sobre explotados, bajo formas densas y múltiples de minifundio, impidiendo toda posibilidad de movilidad espacial y del uso óptimo de sus técnicas de cultivo”.

Luego enumeran una serie de datos interesantes. “El predominio de la propiedad privada minifundista en la región es aplastante. Un 98 por ciento de los propietarios son minifundistas con parcelas de hasta un cuarto de hectárea; sólo el 1 por ciento cuenta con más de 5 hectáreas. Por ejemplo, en algunos municipios como el de Ayotoxco el 55.4 por ciento de las unidades productivas posee sólo el 0.78 por ciento… para estos momentos el 40 % de la población rural ya no posee tierra”, revela.

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“En esta región de la sierra de Puebla se ha vivido por muchos años bajo el régimen caciquil impuesto por intereses de unos cuantos y solapados por los gobernantes en turno. Jornadas de trabajo de sol a sol, empleo de menores de edad que llegan incluso al rango de 5 o 6 años, ancianas y ancianos, todos trabajando en condiciones extenuantes. Ésta, señoras y señores es parte de la realidad que se vive en las comunidades totonacas y en la sierra norte de Puebla”.

Allá en San Lázaro, la legisladora federal del PRD Rosa María Avilés pide el 23 de septiembre un punto de acuerdo para exigir que el Gobernador de Puebla, Melquíades Morales le dé un informe al Congreso de las investigaciones que ha realizado su gobierno en torno al homicidio de Griselda. El PAN la apoya, el PRI no está convencido. Se hace el punto de acuerdo.

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Hace unos meses, el Subcomandante Marcos felicitó a través de una misiva pública a los miembros de la OIT por la instalación y permanencia del Centro de Estudios Indígenas. En el Gobierno federal hay quienes ven nexos entre ambas organizaciones. Los antropólogos Albert Wahraftig y Pacho Lane tienen en marcha un proyecto de investigación etnográfica en el que también colaboró el antropólogo Jaume Vallverdú con un estudio en el que entre otras cosas, analiza los vínculos entre la OIT y el EZLN. Dice: “Siguiendo con las comparaciones entre el EZLN y la OIT, a la que Wahrhaftig y Lane vieron como una posible alternativa -no militarizada y de proyección más restringida- al famoso paradigma zapatista, diremos que, efectivamente, se trata de dos modelos con un mismo punto de partida (la organización colectiva que sigue a la desesperación indígena) y con igual fin último (el reconocimiento efectivo de los derechos históricos y culturales de los pueblos indígenas), pero que sin embargo van recorriendo caminos distintos que parecen partir de contextos socioculturales y de realidades socioeconómicas también diferentes y particulares, tanto en el nivel estructural como coyuntural. Es decir, la divergencia estriba no sólo en la naturaleza “armada” o “pacífica” de uno u otro movimiento, es decir, en los medios (o, mejor dicho, parte de los medios) para alcanzar el fin, o en la mayor voluntad o necesidad expansiva del zapatismo (derivada del sentido global y radical con que define su proyecto democratizador) contra las aspiraciones a lo sumo localistas o de radio municipal de la Organización Independiente Totonaca”.

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Carlos Pond, encargado en turno de la Fiscalía especial para esclarecer el caso de Griselda Tirado no habla mucho al respecto. “La información está en la oficina del Procurador”, dice una, dos, tres veces.

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Mientras la misa se celebra entre cantos entonados en totonaco y oraciones en español, afuera, un viejo enciende proyectiles de pólvora que estallan en el aire en cuando se lee el evangelio del domingo o se da la homilía. El sacerdote, José Luis Ortiz Álvarez, se nota, tiene control y carisma entre los indígenas que acuden a la modesta iglesia de nuestro señor Salvador, en Huehuetla.

“La familia de Griselda abandonó el pueblo, la mamá, la hermana y la hija se fueron, no me pregunte a donde porque no sé. La niña seguía esperando que su mamá volviera”, dice el cura.
¿Hay Inseguridad?: “Creo que sí están rebasados los límites de violencia, de inseguridad por aquí y a mi e admira que aquí tenemos delegaciones de la policía municipal, de la policía estatal, un cuartel policiaco y la agencia del ministerio público, esto quiere decir que algo extraño está sucediendo. Las autoridades municipales no se ven muy activas, tal vez por que les gusta deslindar sus responsabilidades”, cuestiona.

¿Por qué Huehuetla atrae la atención? “La importancia de Huehuetla en la zona ha radicado en su movimiento social, en su lucha contra la explotación. Huehuetla es una zona donde a los indígenas sí se les ha marginado. Es una zona donde el indígena carece de un espacio para él.
Esto quizá ha marcado también una serie de injusticias. Aquí en Huehuetla sigue siendo grande el rechazo al indígena, en otros lugares de por aquí ya no tanto pero aquí sí”. ¿Cómo se manifiesta ese rechazo? “Hay un rechazo que empieza a través de las mismas palabras con las que se expresan sobre ellos: peoncitos, mocito, hombrecitos, les dicen, con algo de sorna”.

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El actual Gobierno de Mario Marín congeló las investigaciones. Qué más da. Una muerte más, una agresión impune que se suma a la lista.

Agenda
Invitación a la presentación del documental “Griselda”

Recientemente merecedor del primer lugar del Festival Internacional de Cine “Aquí y en Corto”, participa ahora en el Primer Festival Documental de la Memoria Latinoamericana, que se realizará del 1 al 5 de mayo en Tepoztlán, Morelos.

Director: Byron Lechuga

Sinopsis: El 6 de agosto de 2003, Teresa Griselda Tirado Evangelio, abogada totonaca, defensora de los derechos humanos, consejera electoral y maestra fundadora del Centro de Estudios Superiores Indígenas Kgoyom y de la Organización Independiente Totonaca (OIT), es asesinada afuera de su casa ubicada en el municipio de Huehuetla, Puebla.

Inmediatamente el homicidio captó la atención de medios nacionales e internacionales así como el interés de autoridades, grupos no gubernamentales, asociaciones de derechos humanos, familiares y amigos. Este documental aborda las hipótesis que surgieron al respecto del caso y compila los testimonios de los principales actores del mismo para reconstruir los hechos y dar seguimiento a las investigaciones realizadas por las autoridades correspondientes.

El trabajo que realizaba Griselda en la zona como abogada totonaca, fundadora del Kgoyom y de la OIT provocó que fuera un blanco importante para los caciques de la zona que se vieron afectados por los cambios que se veían en la zona y por la educación que estaba dando a los indígenas del municipio. La mataron el día de la fiesta patronal del municipio (6 de agosto) y con el móvil pasional, lograron de alguna forma menospreciar la carrera que Griselda había tenido hasta el momento.
Tomado de Off the record Diego Osorno

Año de Realización: 2005

Duración aprox. 25 minutos.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Pueden ver un trailer del documental aquí:

http://www.youtube.com/watch?v=zkOgM7W7EaE

Felicidades a Byron (a quien conozco personalmente) por la exposición de su documental.

Anónimo dijo...

Así es, MELCOCHAS alias Melquiades Morales tiene mucho que decir acerca de este tema.
Es penoso lo que sucede en Puebla, solo me mueva al asco.

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