PREGUNTAS A LA PROCURADORA FEMINAZI
Por Xavier Gutiérrez T.
¡Qué papelazo de la señora procuradora de justicia Blanca Laura Villeda!
Sólo la torpeza explica sus salidas a escena.
¿Qué necesidad imperiosa la impele a abrir la boca y ofrecer a sus críticos –que no son pocos- manjares para llevarla a lo medios?
¿No sabe a acaso de una estrategia de comunicación que está en marcha para despejarle el camino al gobierno en el cual labora?
¿Por qué se empeña en deshilvanar de noche lo que se teje de día?
¿Una funcionaria de su nivel –digo, burocráticamente hablando- retando en público a Lidia Cacho, una mujer a quien no hace mucho llamó delincuente y le cargan los peores males del planeta?
¿Qué ganas de revivir un conflicto cuando en su derredor se hacen denodados esfuerzos por apagar el fuego?
¿No es una norma de hierro entre los abogados que quien afirma debe probar?
¿Qué tiene que andar retando a probar la señora procuradora?
¿No tal actitud correspondería a su enemiga?
Y digo enemiga porque la procuradora destila enemistad a raudales hacia la señora Cacho.
¿Por qué el afán cerrado, obtuso, necio de marcarle reglas de comportamiento a una periodista?
¿Quién y con qué derecho se arroga la facultad de señalar normas de conducta a un ciudadano?
Aquí, la señora procuradora.
¿No eso es propio de las dictaduras?
¿No le habrán dicho que no hay incendio que se sofoque con gasolina?
¿Nadie le ha aconsejado que es más difícil administrar los silencios que las traviesas e inquietas palabras?
¿Nadie le ha dicho que hiere más el filo de la lengua que el de la espada?
¿A favor de quién trabaja?
¿Por qué si la atención del momento está en otra parte, se empeña en hacer toda clase de señales y aspavientos para acaparar otra vez hacia Puebla los reflectores?
Que ella decida si tiene respuestas para estas y otras cien interrogantes que se hacen sobre su persona en Puebla.
Y si quiere usar el polígrafo para contestar, muy respetable decisión.
Está en su derecho.
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