jueves, octubre 26, 2006

UNA REFLEXIÓN SOBRE LOS MEDIOS 3ª y última parte

Noam Chomsky

¿Qué hace que los medios convencionales sean convencionales?

La Primera Guerra Mundial fue la primera vez en que hubo propaganda estatal altamente organizada. Los británicos tenían un Ministerio de Información, y realmente lo necesitaban, porque tenían que meter a los EE.UU. en la guerra o tendrían muchos problemas. El Ministerio de Información se dedicó a enviar propaganda, incluyendo grandes invenciones sobre las atrocidades de los "hunos" y cosas así. Estaban dirigidos a los intelectuales americanos bajo la razonable suposición de que era la gente más crédula, más dispuesta a creer la propaganda. También son los que se encargaron de divulgarlo en su propio sistema. Así que estuvo dirigida especialmente a los intelectuales americanos y funcionó muy bien. Los documentos del Ministerio Británico de Información (muchos de ellos han sido desclasificados) muestran que su objetivo era, en sus propias palabras, controlar el pensamiento de todo el planeta, apenas un objetivo menor, pero especialmente de los EE.UU. No les importaba mucho lo que pensara la gente en la India. El Ministerio de Información consiguió engañar a los intelectuales americanos para que aceptaran las invenciones de su propaganda de una forma apabullante. Estaban orgullosos de ello. Y con razón, pues les salvó el cuello. Sin eso, hubieran perdido la guerra.

En los EE.UU. fue otra historia. Woodrow Wilson fue elegido en 1916 con un programa contra la guerra. Los EE.UU. eran un país muy pacifista. Siempre lo ha sido. La gente no quiere ir a luchar en guerras foráneas. El país estaba muy en contra de la Primera Guerra Mundial y Wilson había sido elegido con un programa contra la guerra. "Paz sin victoria" era su eslogan. Pero él quería ir a la guerra. Así que el tema era, ¿cómo hacemos que este pueblo pacifista se convierta en lunáticos histéricos anti-alemanes para que quieran ir a matar a todos los alemanes? Eso requiere propaganda. Así que montaron la primera y realmente única gran agencia estatal de propaganda en la historia de los EE.UU. Se llamaba el Comité de Información Pública (bonito título orwelliano), también conocida como Comisión Creel. El tipo que la dirigía se llamaba Creel. La tarea de esta comisión era llevar a la población a una histeria nacionalista. Funcionó increíblemente bien. En unos pocos meses, había una histeria colectiva a favor de la guerra, y los EE.UU. pudieron entrar en ella.

Mucha gente quedó impresionada por estos hechos. Una de ellas, y eso tuvo repercusiones en el futuro, fue Hitler. Si leéis Mein Kampf, llega a la conclusión, bastante justificada, de que Alemania perdió la Primera Guerra Mundial porque perdió la batalla de la propaganda. No pudieron competir con una propaganda británica y americana que les apabulló. Hitler aseguró que la próxima vez tendrían su propio sistema de propaganda, y así lo hicieron en la Segunda Guerra Mundial. Más interesante para nosotros es el hecho de que la comunidad empresarial norteamericana también quedó impresionada con el esfuerzo propagandístico. En aquella época tenían un problema. El país se estaba haciendo formalmente más democrático. Mucha más gente podía votar, ese tipo de cosas. El país se iba haciendo rico, más gente podía participar y también estaban llegando muchos inmigrantes.

Entonces, ¿qué haces? Va a ser más difícil llevar las cosas como un club privado. Por lo tanto, obviamente, tienes que controlar lo que piensa la gente. Había habido hasta entonces especialistas en relaciones públicas, pero no una industria de relaciones públicas. Había un tío que se encargaba de limpiar la imagen de Rockefeller y ese tipo de cosas. Pero esa industria de relaciones públicas enorme, que es una invención estadounidense y una industria monstruosa, surgió de la Primera Guerra Mundial. Sus principales líderes fueron la gente de la Comisión Creel. De hecho, su líder, Edward Bernays, salió directamente de la Comisión Creel. Publicó un libro justo después titulado Propaganda. El término "propaganda", por cierto, no tenía connotaciones negativas en esos tiempos. Fue durante la Segunda Guerra Mundial cuando el término se convirtió en tabú, pues estaba conectado con Alemania y todas esas cosas malas. Pero en ese periodo, el término propaganda tan sólo quería decir información o algo parecido. Así que escribió el libro Propaganda hacia 1925, y empieza diciendo que está sacando lecciones de la Primera Guerra Mundial. El sistema de propaganda de la Primera Guerra Mundial, y la comisión de la que formó parte, muestran, nos dice, que es posible "reglamentar la mente pública exactamente igual que un ejército reglamenta a sus soldados". Las minorías inteligentes, dice, tienen que utilizar estas nuevas técnicas de reglamentación de las mentes para asegurarse que la chusma esté en su sitio. Ahora podemos hacerlo porque tenemos estas nuevas técnicas.

Ese es el manual principal de la industria de relaciones públicas. Bernays es una especie de gurú. Fue un auténtico liberal estilo Roosevelt o Kennedy. También preparó el esfuerzo de relaciones públicas para apoyar el golpe que derribó al gobierno democrático de Guatemala con el apoyo de los EE.UU.

Su mayor éxito, el que le llevó a la fama a finales de los años 20, fue conseguir que las mujeres fumasen. Las mujeres no fumaban en esa época y él preparó una enorme campaña para Chesterfield. Ya sabéis todas las técnicas, modelos y actrices famosas con cigarrillos y ese tipo de cosas. Eso le valió grandes alabanzas. Así que se convirtió en una figura de la industria y su libro era el manual.

Otro miembro de la Comisión Creel fue Walter Lippman, la figura más respetada del periodismo norteamericano durante medio siglo (quiero decir periodismo serio, artículos de opinión). También escribió los llamados ensayos progresistas sobre la democracia, considerados progresistas en los años 20. Estaba, una vez más, aplicando las lecciones del trabajo sobre la propaganda de forma muy explícita. Dice que hay un nuevo arte en democracia llamado "manufactura del consenso". Esta frase es suya. Edward Herman y yo la copiamos para nuestro libro, pero viene de Lippman. Bien, dice, tenemos este nuevo arte en el método de la democracia, la manufactura del consenso. Al manufacturar el consenso, puedes superar el hecho de que formalmente mucha gente tenga derecho a votar. Podemos hacerlo irrelevante porque podemos manufacturar el consenso y asegurarnos que sus opciones y actitudes estén estructuradas de tal forma que siempre hagan lo que les digamos, incluso si tienen un modo formal de participar. Así tendremos una democracia real. Funcionará correctamente. Eso es aplicar las lecciones de la agencia de propaganda.

La ciencia social y la ciencia política académicas parten de los mismos supuestos. El fundador de lo que se llama ciencia política académica y comunicación fue Harold Glasswell. Su mayor logro fue un libro, un estudio sobre la propaganda. Dice, de forma muy franca, las cosas que yo citaba antes, esas cosas sobre no sucumbir a los dogmatismos democráticos, todo eso viene de la ciencia política académica (Glasswell y otros). De nuevo, sacando lecciones de la experiencia en tiempo de guerra, los partidos políticos sacaron las mismas conclusiones, especialmente el partido conservador en Inglaterra. Sus primeros documentos, que acaban de salir a la luz, muestran que también reconocían los logros del Ministerio de Información británico. Se daban cuenta que el país se estaba democratizando y ya no podría ser un club privado. Así que la conclusión, en sus propias palabras, es que la política tenía que convertirse en guerra política, aplicando los mecanismos de la propaganda para controlar los pensamientos de la gente que tan brillantemente habían funcionado durante la Primera Guerra Mundial.

Esa es la parte doctrinal y coincide con la estructura institucional. Refuerza las predicciones sobre cómo debería funcionar el tema. Y las predicciones están bien confirmadas. Pero estas conclusiones tampoco se pueden discutir. Todo esto forma parte de la literatura disponible pero sólo es para la gente que está en el ajo. Cuando vas a la universidad, no lees los clásicos sobre cómo controlar las mentes de la gente.

De la misma forma que no lees lo que dijo James Madison durante la convención constitucional sobre que el principal objetivo del nuevo sistema tenía que ser "proteger a la minoría de los opulentos contra la mayoría" y que tenía que ser diseñada para conseguir ese fin. Esa es la fundación del sistema constitucional, así que nadie lo estudió. No puedes encontrarlo ni en la literatura académica, a no ser que mires muy a fondo.

Este es básicamente el cuadro, tal como yo lo veo, de la forma en que funciona el sistema institucionalmente, las doctrinas que hay detrás de ello, y lo que resulta de todo eso. Hay otra parte, dirigida a los "intrusos ignorantes y entrometidos". Esa es sobre todo usar diversiones de un tipo o de otro. De eso, creo, podrías predecir lo que esperarías encontrar ahí.

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