miércoles, julio 12, 2006

LOS ESCANDALOS DEL GRUPO SHIVA

Por Juan Pablo Proal

El Grupo Shiva, consorcio operador de la mayoría de los antros de elite del estado, encierra una negra historia, que incluye golpizas a parroquianos, un conato de incendio, dudosas operaciones financieras de sus directivos y ahora también está envuelto en el escándalo por el homicidio de un acomodador de coches perpetrado por el ex subdirector de Vialidad del estado, Humberto Alan Ibarra Meza, el sábado pasado.

Coincidentemente, esta empresa de centros nocturnos estaría ligada a integrantes del gabinete del gobernador Mario Marín Torres.

Apenas el viernes por la madrugada, Humberto Alan Ibarra Meza logró colarse al exclusivo antro Viktor Hotel, propiedad del Grupo Shiva. Lo extraordinario fue que el entonces subdirector de Vialidad del estado habría ingresado armado con un revólver de 9 milímetros al centro nocturno, en clara violación al artículo 615 del Código Reglamentario municipal.

Las autoridades aún no han declarado oficialmente que el homicida se embriagó en el afamado Viktor Hotel, aunque Emilio Maurer Bretón, dueño del contiguo club Barzelona, sostiene que Humberto Alan Ibarra Meza ingresó al antro operado por el Grupo Shiva. Lo que pasó después ya es historia: el funcionario mató a balazos a un acomodador de coches e hirió a otro.

El examen toxicológico realizado por la Procuraduría General de Justicia en Puebla comprobó que al momento de cometer el crimen, Ibarra Meza estaba bajos los influjos de alcohol y cocaína.

La historia negra

Precisamente en torno al Grupo Shiva corre una historia negra. Apenas en julio de 2005 Protección Civil municipal clausuró la discoteca Rumba Café, perteneciente a ese mismo consorcio, y le impuso una sanción de mil salarios mínimos, debido al nulo cumplimiento de las reglas de seguridad.

Y es que la historia del Rumba Café causó indignación. En una madrugada de domingo se registró un conato de incendio en la discoteca que provocó el pánico entre los presentes, quienes desesperados corrieron a la salida, pero el personal de seguridad les impidió abandonar el lugar. La razón: los clientes debían pagar su cuenta antes de abandonar el antro.

Las golpizas son una constante en los bares del Grupo Shiva. El 22 de julio de 2002 un grupo de universitarios asistió, como cada semana, al popular bar “Tigre de Santa Julia”, ubicado en el municipio de San Andrés, Cholula. Como cada noche, los jóvenes charlaban y bebían; no obstante, el ambiente característico de estos centros nocturnos hizo que se enfrentaran verbalmente con otro grupo de estudiantes. Al calor de la noche, la discusión terminó en golpes.

Lo inverosímil, narra Francisco Janeiro Fernández, uno de los golpeados, fue que el personal de seguridad del antro intervino no para calmar los ánimos, sino para atizar una paliza a una decena de sus amigos, entre quienes se encontraban los universitarios Carlos Cao Romero y Gerardo Arrambide.

Como esta anécdota, entre los asistentes a los centros nocturnos corren decenas de versiones similares. En tan sólo una hora este reportero se dio a la tarea de sondear en personas cercanas si sabían de casos de guaruras golpeadores del Grupo Shiva. Durante ese breve lapso, al menos cinco interrogados de confianza respondieron afirmativamente.

Dudosas transacciones financieras

Iván Mange Zamora es oficialmente el dueño del Grupo Shiva. Este empresario está involucrado en la dudosa compraventa de terrenos de la Universidad Politécnica, que se encuentra en la región de San Pedro Cholula. Precisamente este edificio es uno de los proyectos educativos más ambiciosos del gobierno de Mario Marín Torres.

Desde mayo pasado, e-consulta documentó la triangulación de fondos por más de 5 millones de pesos efectuada por el ayuntamiento de San Pedro Cholula, encabezado por el priista Juan Pablo Jiménez Concha, para la construcción de la Universidad Politécnica. El beneficiario en la venta de los terrenos donde se construye la institución fue Iván Mange Zamora, quien fungió como intermediario entre ejidatarios y la comuna.

Hasta hace unas semanas, los campesinos denunciaron que aún no reciben su pago completo pese a que el ayuntamiento cholulteca ya entregó todo el dinero de la venta de terrenos.

El convenio de promesa de compraventa pactado por el edil Juan Pablo Jiménez Concha con Mange Zamora puso de manifiesto que el ayuntamiento pagó un sobreprecio al intermediario de 67.5 pesos por metro cuadrado; sin embargo, los ejidatarios sólo obtuvieron la cantidad de 45 pesos por metro cuadrado, 22 pesos menos del acuerdo pactado por el Cabildo.

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