EL INFELIZ ENANO DE MIERDA SE SALTA LA FILA
Por el Gober Precioso
Me cae que si yo hubiera votado en la fila, mínimo le miento su madre al miserable precioso:
Se mete Marín a la fila para votar
Las personas que estaban formadas le gritaron consignas como '¡A la cola!, ¡A la cola! ¡Qué se vaya el precioso!', pero Marín ni se inmutó
Francisco Rivas
Puebla, México (2 julio 2006).- Bastaron ocho minutos para que un grupo de 20 electores, formados en la casilla 1561 repudiaran al Gobernador Mario Marín.
El Mandatario estatal llegó a las instalaciones del Colegio Bucareli, en la Colonia Xilotzingo, a las 9:18 horas, y se formó para emitir su sufragio.
Marín platicó un par de minutos con el Secretario de Gobernación estatal, Javier López, quien lo acompañaba, al igual que su esposa, Margarita García de Marín.
De pronto, el Gobernador abandonó la fila y entró a una de las aulas donde estaba la casilla y se le permitió votar, lo que generó el reclamo de quienes llevaban al menos 10 minutos formados.
"¡A la cola!, ¡A la cola! ¡Qué se vaya el precioso!", gritó una mujer de unos 50 años de edad que estaba a dos lugares de su turno.
"Creo que todos somos parejos y no importa que sea el Gobernador para que pase primero", dijo Mariela, quien omitió dar su apellido.
"Nadie está conforme, pero qué hacemos, si ya se sabe que Marín no respeta nada", dijo Miguel Rosas, de unos 45 años de edad.
"Ese es el buen ejemplo que nos deja nuestro Góber precioso", lamentó José Luis Pechir.
Alrededor de las 9:30 horas, el Mandatario estatal salió de la casilla con una sonrisa y mostrando su dedo pulgar.
Tras emitir su voto, el Mandatario confió en que el escándalo político desatado tras la detención de la periodista Lydia Cacho concluirá tan pronto termine el proceso electoral.
De esa manera, dijo tras emitir su sufragio, el Estado de Puebla volverá a la tranquilidad.
Subrayó que así lo espera por bien de la entidad y de todos sus habitantes.
Ni en esto mostraste civilidad, miserable Tatú. Eres un desecho humano y hoy el destino te ha marcado y te ha puesto en la antesala de la extinción.
Ahí te ves, imbécil.
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