martes, marzo 21, 2006

MAS TINTA SOBRE EL SPOT DEL PERDON

Por el Gober Precioso

Parece que no soy el único convencido de la estupidez del supuesto spot del perdón. El periódico digital E-Consulta escribe un artículo bastante completo e interesante al respecto:

En los diarios locales del 17 de marzo, trasciende la grabación y próxima difusión de un spot televisivo en el que el Gobernador de Puebla, Mario Marín Torres, ofrecerá “perdón” por no aclarar a tiempo el escándalo en el que se ha visto involucrado, en relación al tema Lydia Cacho.

Las notas periodísticas señalan, incluso, un texto que habría sido “filtrado”, a muchos periodistas, ya que la mayor parte de ellos lo insertan textual en sus respectivas notas.

Es muy probable que por la manera tan similar en que está manejada por distintos medios, esta nota sea una estrategia de termómetro para medir las reacciones de la ciudadanía ante la eventual difusión del spot. Si eso fuese así, debe considerarse la posibilidad de algún “pulsor de imagen” o encuestador, el responsable de evaluar dicha percepción.

La eventual difusión de un spot de estas características merece una atención y reflexión especial, en razón de que las “disculpas” que ofrecerá o el “perdón” que solicitará el gobernador, se dan a los 40 días de iniciada esta crisis, en un momento en que el gobernador tiene una debilidad política coyuntural, que podría ser acrecentada por la difusión de dicho spot.

A 40 días del inicio de la crisis

Toda crisis es una situación imprevista o eventualmente advertida, que altera un proceso de normalidad, que impacta y modifica las relaciones de los actores implicados.

El manejo de una crisis, suele ser un asunto difícil cuando no se tiene claro el qué, el cómo y para qué:

• El primer paso (qué), es reconocer la existencia de la crisis, no negarla o perderla de vista por enfoques emocionales.

• El segundo paso (cómo), es darle un manejo adecuado, leyendo con precisión las características de la misma.

• El tercer paso (para qué) es darle la salida adecuada, a fin de que no se empantane y el costo de la misma sea muy alto para los involucrados.

La administración de la crisis

En la administración pública moderna se llama Administración de Incidentes a las acciones que deben de tomarse cuando se presenta una situación de crisis.

a) El reconocimiento de la crisis:
• El primer paso, reconocer la existencia de la crisis, fue muy difícil para el Gobernador de Puebla. El impacto en la credibilidad social, la desorganización de sus colaboradores cercanos, la dificultad de reacción efectiva de sus “asesores” y equipo inmediato, así como el manejo inadecuado de estrategias, mostró con claridad la dificultad que se tuvo para la aceptación de una crisis.

• A pesar de la amplia experiencia política del Gobernador, sin duda que el impacto emocional fue tan fuerte, que tardó en aceptar la existencia de la crisis que enfrentaba. El fallecimiento de su mamá, fue un factor psicológico que afectó emocionalmente al Ejecutivo, que pudo haber influido en la ausencia de decisiones objetivas, eficaces y precisas.

• Toda reacción de resorte, como se definen las acciones de reacción instantánea a una crisis, suelen tener resultados adversos. El ejemplo típico es la reacción del Gobernador para DAR LA CARA ante medios nacionales, en una situación cuyos efectos fueron contundentes en incrementar la afectación de su imagen política.

Aquí las dificultades de aceptación y valoración de la crisis, confundieron el para qué de ir a los medios. No es lo mismo DAR LA CARA y exponerse, que para ACEPTAR LOS HECHOS (como señala Dick Morris).

• Toda reacción de confrontación en una situación de crisis, evidencía la ausencia de “frialdad emocional” o “racionalidad” para enfrentarla. Esto se muestra en el caso de la marcha organizada por el gobierno del estado en su apoyo; y por los discursos del Ejecutivo advirtiendo “no despertar al puebla bronco“. Los efectos fueron adversos social y políticamente.

• Toda reacción de buscar al culpable, refleja la dificultad de aceptar el hecho en su naturaleza misma, hace perder el tiempo en su resolución; y puede derivar en un alargamiento de la crisis innecesario y hasta negativo. Cuando una crisis sale del control racional, los actores suelen confundir la causa con el efecto.

Los colaboradores del Gobernador, lejos de ubicar la naturaleza de la crisis y sus posibles escenarios, en una visión tribal y pensando en sí mismos, se esforzaron en buscar al culpable de la filtración de las llamadas, para llevar su cabeza ante su jefe y obtener su reconocimiento, sin advertir que el jefe podría estar herido de muerte.

Se perdió de vista que la esencia del hecho, era que el mal estaba ahí y el problema no era de causa, sino de efecto; es decir, lo que importaba es frenar el impacto negativo de la imagen del gobernador, independientemente de encontrar al responsable del mal ( ).

Los resultados están a la vista. Ni se encontraron a los responsables reales de la filtración de llamadas; se perdió tiempo para diseñar y operar una estrategia de reacción inteligente y de manejo de crisis; y los resultados, 40 días después son poco favorables para el Gobernador del estado, tanto en su posicionamiento político al interior del PRI Nacional, en la política del país, así como en la gobernabilidad del estado.

b) El manejo de la crisis:
• El segundo paso, el manejo de la crisis, fue complicado en razón de la dificultad de reconocer y aceptarla.

• La dificultad de “leer” bien la naturaleza de la crisis, llevó a enfocar las baterías hacia distintos frentes, cuando había que ubicarlas en uno sólo: su resolución.

• Los asesores del gobernador confundieron la naturaleza de la crisis; confundieron la causa con el efecto; lo urgente con lo importante; los medios con los fines.

La confusión fue de tal magnitud:

• Que se ubicó desde una perspectiva legal, desde la cual se pretendió defenderse; cuando
• Pudiendo ser un problema de naturaleza política se enfocó con acciones mediáticas, limitadas.; o bien,
• Que pudiendo ser un asunto de orden estrictamente mediático, se enfrentó con estrategias políticas ineficaces.

Dicho de otra manera, al no ubicar con precisión la naturaleza de la crisis y enfocándolo como un asunto político, la primera reacción fue ir a los medios; cuando se vio como un asunto mediático, la primera reacción fue la movilización política.

Los resultados en ambos casos fueron contraproducentes.

• En el primero caso, la trascendencia mediática fue demoledora, para la imagen política del gobernador; razón por la cual la posibilidad de actuar en los medios sólo se podría permitir si se exponía de nueva cuenta al gobernador, lo que llevó al alejamiento de estos, por parte de Ejecutivo.
• En el segundo caso, la reacción política de los grupos adversarios al gobierno del estado, fue la ciudadanización del conflicto, es decir, involucrar a la ciudadanía en una marcha que era en esencia una respuesta política a una acción política del gobierno del estado (la marcha previa).

Ante la poca efectividad del manejo de crisis, se politizó un conflicto mediático; y se mediatizó un conflicto político; e inicialmente se vio como un asunto legal.

De esta manera, se planteó la posibilidad de un juicio político, renuncia o permiso del Gobernador del estado, como únicas vías de salida de una crisis, que en realidad se ha incrementado por el propio gobierno del estado, ante el equivoco o poca eficacia de sus acciones.

Los actores y grupos opositores empezaron a socavar la fortaleza gubernamental. Muchos Secretarios del Gabinete se aislaron, dejando sólo al Ejecutivo; otros buscaron operar tras las sombras; unos más empezaron a establecer puentes con quienes eventualmente podrían mantenerse en el gobierno; y otros aprovecharon la coyuntura para salir del PRI, o presionar al Ejecutivo.

El Partido del gobernador, el PRI, resintió los impactos de la crisis. Algunos actores políticos capitalizaron el momento para exigir posiciones, y mediante acuerdos de actores políticos nacionales, intentaron reventarlo.

Lo que inicialmente era un asunto mediático (filtraciones), fue tomando un rango de crisis social, de credibilidad, y de inoperatividad política, capitalizado y operado eficazmente por actores y partidos políticos nacionales contrarios al PRI, con una intencionalidad que posiblemente no existía de inicio, y que se presentaba favorable por los propios errores gubernamentales.

Las fricciones y escisiones en el PRI eran previsibles. El PAN, en alianza con grupos del PRD, empresarios textileros, impulsó dichas acciones. Existe la versión de supuestos acuerdos entre el titular del Ejecutivo estatal y actores panistas, de no insistir en la renuncia del ejecutivo a cambio de ganar más de la mitad de los distritos electorales federales.

Por su parte, algunos actores políticos priístas iniciaron sus propias estrategias de marcar diferencias con el ejecutivo, y posicionarse en un rango ciudadano, mientras se perfila de qué lado se resolverá la crisis.

Cuando la situación mediática estaba cediendo, con sus rezagos y arreglos políticos locales; los asesores del ejecutivo proponen la idea genial que es comprada por el Gobernador, de crear la fiscalía contra delitos pederastas.

El anuncio mediático de esta fiscalía tuvo nuevamente, resultados adversos; y volvió a poner el tema de las filtraciones, en los medios de comunicación nacional.

De manera que, en síntesis:

• El manejo de la crisis no ha sido irregular, sino inadecuado.
• En la mayor parte de los casos, el propio gobierno del estado, ha reactivado acciones y reacciones opositoras a partir de sus propias acciones, en el manejo de la crisis.
• Los impactos negativos han sido en todos los frentes: de confiabilidad gubernamental, de credibilidad del ejecutivo, de escisiones partidistas.
• Al mismo tiempo, el manejo de medios de comunicación ha sido ineficiente y ha generado una animadversión en el contexto nacional y un periodismo crítico local.


En una evaluación del manejo de crisis se puede señalar que el gobierno de Mario Marín Torres, sigue confundiendo los fines con los medios; no diferenciando las acciones políticas de las estrategias mediáticas; y no se descarta que la eventual difusión de un spot publicitario pidiendo “perdón por no haber informado a tiempo” sea contraproducente nuevamente.

Pareciera ser que los asesores del gobernador, están buscando hacerle verdadero daño, en lugar de ayudarles. La praxis muestra esto con absoluta claridad.

Toda acción tiene su tiempo. Haber aceptado desde el momento en que se dieron las filtraciones, que si era la voz del gobernador, hubiese sido favorable. De esta manera, decir “si soy yo, pero hay edición de las cintas”, hubiese menguando el asunto.

Hoy, 40 días después, el Gobernador no puede ofrecer disculpas o pedir perdón a la ciudadanía, y menos decir que no informó a tiempo, cuando los poblanos han estado atentos a los medios de comunicación.

Decir esto, sería absolutamente equivocado, en estos momentos: Cuando la oposición ha fraccionado al PRI; Cuando Diego Fernández de Cevallos anuncia la búsqueda de otra estrategia para el desafuero; Cuando el Presidente Fox con el pretexto de entregar un reconocimiento a la BUAP y Diego antes en la UPAEP, pretenderían movilizar a los estudiantes en contra del Gobierno del estado; Cuando hay aún algunos grupos o actores políticos regionales que estarían pensando en irse del PRI; Cuando el Presidente Municipal de Puebla capitaliza los errores gubernamentales en abierto coqueteo con el PRD y el PAN; Cuando la vulnerabilidad del gobernador está aún en riesgo; Cuando los candidatos a la Presidencia de la República van a capitalizar cualquier cosas que se diga.

• Si el Gobernador acepta no haber informado a tiempo, puede estar poniendo su cabeza en la charola jurídica de algún incumplimiento de funciones o de un deber legal, que jurídicamente de pié a un eventual delito por el que si pueda ser sancionado.

• Si el Gobernador pide perdón u ofrece disculpas en este momento, los opositores, exigirían en automático su renuncia, como única manera de aceptarlas. Si no lo hace el Gobernador estaría fingiendo arrepentimiento.

• Si el Gobernador se pone en manos de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, no debe descartarse que igual puede ser exigido en ponerse en manos del Congreso de la Unión.

Poco ayudaría un spot como el que eventualmente trascendió, se está preparando. Con la difusión de este promocional, y la suma de equívocos anteriores, pareciera ser que existe la convicción del gobierno de cavar su propia tumba política. Lo peor es que las filtraciones ya se dieron y el silencio sería peor ahora. Eso es precisamente el costo de la equivocación.

c) La salida a la crisis
Uno de los rasgos característicos de cualquier crisis política, es que cuando se alarga, acaba irremediablemente por tener altos costos, para los implicados. Cosa que se empieza advertir en el caso poblano.

Para el gobierno local, es una prioridad darle la salida adecuada a la crisis a fin de que no se empantane y el costo de la misma sea muy alto para los involucrados.

El manejo de crisis es una circunstancia que toda administración debe contemplar y que en el caso de Puebla parece absolutamente inexistente.

Nadie descarta la amplia experiencia del Gobernador, pero al parecer su abordaje de la crisis ha sido desde una perspectiva emocional (lamentarse de los errores junto al fallecimiento materno) y no desde una perspectiva política: fría, racional, estratégica, demoledora para el adversario.

Sin duda que el gobierno del estado no puede permanecer pasivo ante la crisis, viendo como se resquebraja el sostén de su legitimidad, pero tampoco puede seguir actuando como lo ha hecho hasta ahora, favoreciendo con sus propios errores el desgaste de su credibilidad.

Tampoco es saludable que el titular del Ejecutivo siga escuchando las alabanzas de su séquito, convenciéndose incluso a sí mismo, de que todo va muy bien y que se está haciendo lo adecuado.

Dado que la crisis ya se instaló en el tiempo, se tiene que jugar contra el tiempo y contra la imagen negativa que ya existe.

Se tiene que actuar de manera contundente, fría, táctica. Salvo que se tenga el plan de autoinmolarse en pocos meses.

Estrategias
La primera acción es sin duda, ubicar la crisis en su verdadera dimensión.

Dick Morris, en sus dos últimos libros, plantea algo más de 50 maneras equivocadas de cómo abordar las crisis. Van casi llegando al límite. Al mismo tiempo, señala más de 30 estrategias para salvar una crisis. Es importante no sólo leerlo sino comprenderlo.

No se trata de aplicar cualquiera de sus ideas, o las de Robert Greene, como si fuera un manual técnico. En todo caso, como las recetas de cocina, hay que saber los condimentos; conocerlos, entenderlos, pero sobre todo sentir la pasión la cocina, como la única manera de entender la posibilidad y selectividad de su aplicación.

• ¿Por qué no quebrar los roles que ha asumido hasta ahora el Gobierno del estado, y plantear los roles de los otros, su mezquindad y sus intereses personalísimos?.

• ¿ Por qué no hacer un súbito cambio de imagen, con un alto efecto de impacto incluido?

• ¿ Por qué no dimensionar un problema, de los que hay muchos y reales, verdaderamente importantes en la coyuntura, que cambié el objetivo mediático y político?

• ¿ Por qué no inducir al adversario a cometer errores?. En las crisis, los errores del adversario tienen mucho mayor poder de hacer crecer nuestra posición, más que los aciertos propios (¿acaso no leen cómo funciona López Obrador?). no se trata de hablar mal del adversario, nunca, eso implicaría fortalecerlos (¿acaso no leen como se equivoca reiteradamente Fox y Calderón, mientras que López Obrador se divierte “chachalaqueándolos”?).

• ¿Por qué no negociar adecuadamente, de manera directa, sin intermediarios que ves sus propios intereses?. Aunque el desgaste sea mayor, el costo político es mucho menor que las jugadas personales intermedias, que de pronto están cuidando sus intereses.

• ¿Por qué se olvidó generar la sensación de poder?, ¿impulsar el vuelco de los acontecimientos?;

• ¿Por qué se juega en el terreno del adversario cuando hay que llevarlo al campo propio?

Sin duda, para que las cosas funcionen, como deben funcionar, hay que alinear perfectamente al equipo, porque no hay tiempo para discutir las opciones tácticas; y el general es quien debe asumir el real mando.

De otra manera, empecemos a pensar, como lo están haciendo muchos, adversarios y enemigos en que la única salida de la crisis es la salida de Mario Marín Torres.


Ya ves, mi gober precioso, cómo es demasiado tarde para tratar de justificar tu idiotez?

Ándele, sea machín, aunque sea por única vez en tu vida, y renuncia. Ya no puedes seguir gobernando, has perdido la confianza de los 900 mil que votaron por ti, ya nadie en el PRI daría un centavo por tu pellejo. Aún puedes salir de ésta con un poquitín de dignidad. Para qué seguir gastando el dinero de los contribuyentes en tu patética defensa? Para qué poner dinero bueno al malo? Total, no te quedarías sin chamba: hay muchas vacas pastando en Nativitas.

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