ERAN, REALMENTE, DOS BOTELLAS DE COGNAQ?

Por el Gober Precioso

Ha habido rumores de que el regalo de dos botellas de cognaq son en realidad dos menores. Personalmente, no veo por dónde se pueda sostener esta teoría, todavez que no tiene sentido que el gober precioso y el héroe Kamel hablen en clave sobre esto, y no se cuiden respecto al asunto Lydia Cacho; y no sólo por eso, sino que el pedirle a Nacif que las envíe a Casa Puebla, donde el gober precioso vive con su familia y que piensa, incluso, "echárselas" para Navidad, me deja muy claro que se trata, efectivamente, de cognaq.

De cualquier forma, ha habido una interesante discusión en varios foros de internet, como en La Trinchera. Y este día, ha sido publicado en el Reforma un artículo donde veladamente se menciona el "chisme":

"Preciosismos políticos"
Froylán M. López Narváez

Inevitadamente odioso e infamante el juego coloquial, "de cuates" que empleó el muy enriquecido textilero Kamel Nacif, por sus vínculos y presuntos y muy probables contubernios con el detenido y extraditable Succar Kuri; audiovisual y testimonialmente producen imputaciones de pederastia cruel y cínica. La periodista y escritora, la victimada Lydia Cacho ha divulgado su convicción e informes parciales de que se trata de posibles negociantes con redes de pederastia, lavado de dinero y otros crímenes sociales abundantes en los tiempos de decadencia y sordideces de estos y otros tiempos.

Entre otras formalidades jurídicas y políticas se han presentado querellas ante la Procuraduría General de la República para que se instauren averiguaciones por los delitos de cohecho, colusión de servidores públicos, abuso de autoridad, intimidación, privación ilegal de la libertad y violación a la división de poderes. Las acciones están enderezadas en contra del huérfano de mamá, desde el día de ayer, el gobernador Mario Marín, la procuradora de Justicia de Puebla, Blanca Laura Villeda, la juez quinta penal Rosa Celia Pérez González y el lisonjero "encognacador" Nacif.

Por cierto que corrió la versión de que el envío del libanés que ha deshonrado una estirpe consentida en México, la libanesa, no eran botellas sino jovencitas -de allí su exaltación de bellísimas botellas y de que el "precioso" gobernador se iba a "echar" pronto, en las Navidades, una de ellas, y sabido esto, Nacif dijo que le enviaría para que "se echara" otra, según grabaciones fehacientes para peritos. En la jerga pederasta, se dijo, botella de cognac quiere decir hembras púberes.

La defensa tardía y contradictoria de Marín ha consistido en afirmaciones contrarias, negación cabal de imputaciones y de relaciones cercanas con los inodados en este enfermizo y grave incidente de mentes y cuerpos concebibles como degeneradas y viles. Superiores un tiempo, dependientes en otro, amigos prevalecientes del Ejecutivo poblano le asisten aduciendo que fue un magnífico alcalde de la ciudad de Puebla y que ganó el gobierno con facilidad.

Por supuesto, el maligno acontecimiento ha dado lugar amplio para que se cumplan preciosismos políticos y politiqueros. Pronto sobrevinieron "deslindes", eufemismo para deslealtades, traiciones y abandonos. El declinante y hostigado candidato presidencial Roberto Madrazo marcó raya frente a uno de sus entusiastas y propugnadores tempraneros. Diputados y senadores priistas se pasaron de listos, en la jerga común se dice "medio taradones", y se apresuraron a denunciar el delito de captación ilegal de conversaciones privadas, espionaje telefónico, y quisieron, a lo "güey" se achaca corrientemente, diluir la gravedad de las imputaciones y documentos, para denostar a las grabaciones y a los espías.

Chamusca el asunto, con oportunismo y acoso, a personajes de la política cupular del país. Lo mismo por querencia y tolerancia de la "pareja presidencial", del senador Manuel Bartlett y hasta un "llegue" al gobernador de Chiapas, para comenzar. Infectó la presencia y dichos de Emilio Chuayffet y Miguel Ángel Yunes, en acusaciones y recusaciones indignas de estudios y famas pretéritas. Todos rechazan cargos y amistades cercanas o interesadas. Se ofrecen, no obstante, actuales y futuras documentaciones.

Las maldades enfermizas y los contubernios se divulgan, se precisan. Lugareños poblanos, sin identificación en expresiones audiovisuales y reportajes, afirman que es sabida esta corrupción pederasta y las colusiones entre políticos y ricos a lo bestia. Manifestaciones todas del crudo malestar social mexicano que lo mismo pega en Nuevo Laredo, que en Michoacán, en Guerrero que en Quintana Roo, gobierno y judicaturas estas últimas que también están en el infierno de la vileza, el escarnio y la maldad machistas.

Preciosismos políticos y sociales en exhibición. Estilo y manía de perversidades para menoscabar, para zaherir e inculpar a enemigos, a otros ambiciosos de poder y fortuna.

No menos "preciosistas" y "preciosos" son los diputados y senadores que tratan de mantener e incrementar negocios descomunales en la radio y televisión que operan en México, operadores serviles de consorcios y redes mercantiles. Otros, sensatos y valientes legisladores, pugnan porque no se arraigue e incremente el poder, básicamente duopólico, y que reconozcan y amparen las redes culturales y de servicio, de comunidades indígenas y diferentes.

Se ha querido hacer creer que hay ya aquiescencia colectiva de permisionarios e independientes, falaz y fallidamente. En este terreno no habrá reculamientos y si ahora se lucha jurídica, moral y políticamente, un fallo entreguista daría lugar a inconformidades que trascenderán los ámbitos de los medios, los concesionarios y los profesionales. La Ley de Radio y Televisión o es equitativa o no será. Ocurre que se exponen comidas o tragazones de lumbre y vómitos de demagogia ajena.

De todas maneras, es patente que ya hay respuestas firmes, fuertes y continuadas, igual contra contubernios de políticos y plutócratas que ante los consorcios excluyentes y de mercantilismo barato. Familias y gremios, periodistas victimados y libres, no cejaran ante las infamias. Se está viendo y se verá.

Saquen ustedes sus propias conclusiones.